El Ayuntamiento de Nerva ha llevado a cabo esta mañana en el cementerio municipal la tradicional ofrenda floral con motivo del 88 aniversario de la entrada de las tropas sublevadas en la localidad minera y los terribles hechos acontecidos el 26 de agosto de 1936. El acto ha estado presidido por el alcalde, Rafael Prado, acompañado de parte de su equipo de gobierno municipal, además de los tres ediles del grupo municipal de XNerva y representantes del PP local.
Prado ha dado lectura a un manifiesto ante las fosas comunes del cementerio municipal, haciendo un llamamiento humanista, solidario y colaborativo, alejado de intereses partidistas para construir una sociedad mejor que garantice no caer en errores del pasado. Y al igual que hizo el año pasado, volvió a mostrar las fotografías de sus bisabuelos, víctimas de aquellos terribles acontecimientos. Su bisabuela, Rufina Pérez fue una de las 12 víctimas mortales del bombardeo aéreo producido el 20 de agosto de 1936.
En esta ocasión, tras la lectura del manifiesto ante las fosas comunes, la ofrenda floral se ha llevado a cabo en el depósito donde se encuentran las cajas que contienen los restos óseos pertenecientes a las 266 víctimas localizadas en las fosas.
Historia
Todo ocurrió en el verano de 1936. A penas quedaban seis días para despedir agosto y se cumplía poco más de un mes del alzamiento militar liderado por el General Mola, tras el fracasado golpe de Estado urdido contra la II República. Nerva, localidad onubense de 17.000 habitantes, ubicada en la Cuenca Minera de Riotinto, permanecía sitiada por las tropas sublevadas y aislada del resto de municipios de la provincia de Huelva, más allá del territorio minero, donde el control del Ejército era total.
Hacia el mediodía del 26 de agosto, una comitiva liderada por el médico Juan Sacalugas salía al encuentro de las tropas apostadas a las puertas de la localidad minera con una misiva del alcalde republicano José Rodríguez en la que se daba cuenta de la rendición del pueblo, sin la más mínima resistencia, y con la única intención de evitar cualquier derramamiento de sangre.
Sin embargo, ese mismo día por la tarde comenzó una represión sin precedentes en la zona que se prolongó durante meses y finalizó con más de 1.500 hombres desaparecidos, casi 300 viudas reconocidas y medio millar de huérfanos, según consta en los archivos municipales. Además, la empresa que gestionaba las minas de Riotinto, donde trabajaban cientos de nervenses, llegó a contabilizar hasta 1.709 bajas semanas después, tal y como se detalla en los documentos custodiados en el archivo histórico de la Fundación Riotinto.
En junio de 2023 finalizaron los trabajos de exhumación iniciados en agosto de 2019 en la fosa común de Nerva, la mas grande de la España rural, concluyendo con el rescate de los restos óseos de la víctima número 266. El hallazgo de una ficha identificativa junto a lo que quedaba del esqueleto de esta última víctima apunta a que pudiera tratarse de un minero.